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Sin ti no soy ¿nada?

Vivimos en una cultura donde se nos transmiten frases relacionadas con el amor romántico que han llegado a convertirse en mitos y que quedan reflejadas en frases como: “sin ti no soy nada”, “no puedo vivir sin ti”, “mi media naranja” o “por ti lo dejaría todo” entre otras. Son frases que encontramos en canciones, mensajes publicitarios, telenovelas, cuentos… y que se transmiten transgeneracionalmente.

una pareja no te da la felicidad, pero puedes ser feliz a su lado

Cuando nuestro esquema cognitivo se basa en esta concepción del amor, termina desembocando en una relación de desigualdad y de dependencia emocional. A veces nos encontramos inmersos en relaciones afectivas donde vemos aspectos intolerables que no concuerdan con lo que buscamos en una relación. En otras ocasiones observamos que no somos correspondidos porque no nos quieren, o cuando nos manifiestan que nos aman pero a efectos prácticos vemos que no es así.

el verdadero amor se caracteriza por lo que da, no por lo que exige

En otros casos vemos que nuestra realización personal queda obstaculizada por las exigencias de nuestra pareja; estar a su lado supone una renuncia a nuestros deseos, intereses o proyectos para terminar convirtiéndonos en lo que la otra persona espera de nosotros. Todo ello conlleva a la falta de realización personal y por ende a la infelicidad. En los casos más graves vemos pisoteada nuestra dignidad, hay faltas de respeto, se nos humilla o denigra llegando incluso al maltrato físico y/o emocional.

si el amor te duele o te oprime no es tu talla

Hablamos de dependencia emocional cuando nos sentimos incapaces de terminar una relación que urge finalizar. Es algo similar a la adicción a una sustancia; sabemos que nos perjudica pero nos sentimos incapaces de abandonarla porque creemos que nuestro bienestar no es posible sin ella. De este modo, cuando se produce la ruptura de pareja, la persona dependiente experimenta algo similar a un síndrome de abstinencia.

para ser respetados hay que poner límites

En el fondo de estas relaciones subyace una  autoestima seriamente dañada que se pretende subsanar a través del afecto, la atención y aprobación de los demás, aunque ello implique anularse a uno mismo, perder el control sobre la propia vida, renunciar a las propias necesidades y equiparar el amor al sufrimiento.

Todo lo dicho anteriormente no implica que en una relación sana no existan conflictos, pero son relaciones basadas  en la confianza, el respeto y la comunicación. Son parejas que permaneces unidas porque se quieren, no porque se necesitan, y sobre todo,  cada miembro se responsabiliza de su propia felicidad.