Consejos

Salir a comer, con mucho gusto

Alcanzar el bienestar en nuestra vida no puede limitarse a la pérdida de peso, hay otras áreas como  la  laboral, el ocio, la familiar  o la social que resultan imprescindibles para nuestra salud en general. No debemos limitar nuestras salidas con familiares o amigos a comer y disfrutar de la compañía por temor a descontrolarnos o excedernos con las cantidades y/o calorías que ingerimos.

Tenemos que empezar a confiar poco a poco en nuestros recursos y las señales internas que nos envía nuestro cuerpo para perder el miedo a los excesos. Además existen una serie de pautas que también pueden ser de utilidad.

En primer lugar, no vamos a saltarnos el desayuno o la media mañana por el hecho de comer fuera a sabiendas que podemos excedernos un poco más de lo habitual. Con esta fórmula lo único que conseguimos es llegar hambrientos al restaurante, la barbacoa o dondequiera que vayas.

salir a comer debe ser un momento de satisfacción, no de temor

No tenemos que prescindir de algunos platos o bebidas que nos apetecen. Lo importante es equilibrar, es decir, superar esa regla del todo o nada que se lleva a cabo como consecuencia de la rigidez y el sentimiento de culpa ante determinados alimentos o productos que siempre te han prohibido.

Es más, aquello que consideras prohibido y que has decidido consumir como el resto de comensales debes saborearlo (como todo) pausadamente y disfrutándolo, sin juzgarte ni sentir que estás cometiendo un delito.

no te juzgues, disfruta del momento y la compañía

Hay que intentar disfrutar de la compañía y las conversaciones, tener nuestra atención focalizada en el bienestar que nos aporta una buena comida y reunirnos con amistades o familiares. Tratar no obsesionarnos con las calorías ni pensar que estamos tirando por tierra nuestra “dieta”. No estás haciendo nada que no hagan las personas que se cuidan.

cuidarnos no implica estar eternamente a dieta

Por último intenta comer de forma tranquila, sin prisas, despacio… esto te ayudará a percibir las señales de saciedad y a no sentirte incómodamente lleno después de la comida. No pienses que es una ocasión especial y que debes comer de todo y en grandes cantidades porque estás a “dieta” y no vas a poder disfrutar en mucho tiempo. Empieza a erradicar estas ideas que durante tanto tiempo te han impedido disfrutar del placer de comer.