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Recetas para reflexionar

Para la pérdida de  peso no existen soluciones mágicas ni fáciles. El compromiso con uno mismo, el esfuerzo y la ayuda profesional -en muchos casos-,  es el precio a pagar para conseguir encontrarse sanos física y emocionalmente.

No hay que dejarse vencer por los tropiezos en la alimentación, el ejercicio físico, los estados anímicos o las situaciones de riesgo. Estos tropiezos han de utilizarse como un impulso para seguir adelante y avanzar en vez de tirar la toalla.

no eres culpable de tu obesidad, pero sí responsable de curarte

Es inútil culpar a la dieta, al entrenador, a los amigos, al estrés… En el fondo son maneras de autoengaño que nos protegen sólo temporalmente. El problema sigue ahí, y tarde o temprano vuelve a molestarnos.

Hay que buscar hasta donde llega nuestra responsabilidad cuando las cosas no funcionan, y si es necesario pedir ayuda para hacerles frente. Si las emociones nos traicionan hay infinidad de estrategias de afrontamiento: meditación, ejercicio, técnicas de relajación, yoga, técnicas de distracción…

no existen milagros para perder peso, es necesario el compromiso

Debemos aprender a comer para alimentarnos, escuchando las señales de nuestro cuerpo y no permitir que nuestra mente ante determinados estímulos (visuales, olfativos…) contradiga las señales de saciedad que nos envía el cuerpo.

Mente y cuerpo deben ir al unísono si queremos nutrirnos adecuadamente.

No hay que seguir engañándose; es difícil ser feliz con conductas autodestructivas que provocan una enfermedad como es la obesidad. No debemos seguir mintiéndonos con promesas del tipo “el lunes empiezo”, porque ese día jamás llega.

Por último no olvides que la actividad física no es una carga, es parte fundamental de tu vida, si quieres una vida saludable.