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Razones de peso

La prevalencia del sobrepeso y la obesidad es actualmente la más alta en la historia de la humanidad a pesar de todos los productos, ayudas y alternativas que nos ofrece el mercado. No hay que olvidar que 9 de cada 10 personas que consiguen perder peso vuelven a recuperarlo.

Si preguntamos a una persona con obesidad el número de  dietas realizadas y gimnasios visitados a lo largo de su vida, es probable que haya perdido la cuenta, sin embargo, rara vez escucharemos decir que acudió a un profesional de la psicología como complemento al tratamiento. Y es que la ingesta de alimentos está motivado por otros muchos factores que nada tienen que ver con la nutrición y que, de no modificarse también, harán muy difícil que la persona sea capaz de limitar el consumo de calorías.

en ocasiones se come para llenar vacíos afectivos

Uno de los principales aspectos que influyen en el comportamiento alimentario son los estados emocionales. Es por ello que en muchas ocasiones comemos  para cambiar nuestro estado anímico (aburrimiento, tristeza, ansiedad, sentimientos de culpa), en estos casos la comida no sólo tiene un significado fisiológico, sino también emocional; ya no se  come en busca de nutrientes, sino para llenar vacíos afectivos.

hábitos de los que no somos conscientes favorecen el incremento del peso

Pero también hay determinadas actividades y hábitos asociados al acto de comer que favorecen el aumento de peso. Tómese como ejemplo merendar siempre con un dulce,  el aperitivo antes de comer, ir al cine y comer palomitas o negarnos a probar algo que nos ofrecen por educación, todos ellos  responsables de un mayor consumo de calorías y por ende del aumento de peso.

hay que ser críticos con la publicidad que favorece el culto al cuerpo

Por último, la obsesión imperante en nuestra sociedad por el culto al cuerpo, en especial por la delgadez es ejercida en una sociedad donde los productos ultraprocesados están fácilmente disponibles, mientras que las oportunidades de realizar trabajo físico y gastar energía han disminuido. La publicidad nos incita a ingerir estos productos a la vez que fomenta el culto al cuerpo y todo ello en un ambiente obesogénico.