Espejito, espejito, que se acerca el verano
La llegada del verano supone para muchas personas una época difícil debido a la exposición corporal, ya que implica desprenderse de la ropa de abrigo que permite ocultar los complejos. Y es lógico, vivimos en una sociedad que favorece la no aceptación del cuerpo y cuesta poder disfrutar del verano sin sentir vergüenza, tristeza e inseguridad.
Sin embargo, cuanto más evitamos la exposición a situaciones placenteras y la realización de actividades con las que disfrutamos, mayor riesgo tendremos de presentar un estado de ánimo deprimido. Para intentar afrontar esta difícil tarea os proponemos algunas sugerencias.
- Haz un uso de las redes sociales que no te perjudique. Para ello deja de seguir aquellas cuentas que sabes que te están afectando negativamente.
- No permitas que los demás hagan comentarios, opinen o te den consejos sobre tu aspecto físico.
enfrentar el estigma en torno al tamaño corporal no es fácil, pero merece la pena
- Anota todas las conductas que evitas por tus complejos. Empieza a realizar progresivamente aquellas que te resulten más sencillas (vestir determinada ropa, hacerte una foto, mirarte al espejo…)
- No te critiques ni a solas ni en público. Debes saber que da igual como sea un cuerpo, no hay parte que no sea susceptible de ser criticada por nosotros y por los demás.
nadie tiene derecho a criticar u opinar sobre tu cuerpo
- Querer ser una persona atractiva, saludable…. favorece tu autoconcepto, pero no permitas que la imagen ocupe permanentemente tu pensamiento y forma de actuar.
- Aceptar tu cuerpo no implica resignarte, es darle su sitio para no entrar en disputas permanentes con él. Piensa en situaciones que vives con tu pareja, en el trabajo… que no te gustan pero que eres capaz de aceptar. Es desde la tranquilidad cuando podemos gestionar mejor todo aquello que nos incomoda.
deja de seguir las cuentas en RRSS que te afectan negativamente
- No permitas que el físico eclipse tu personalidad, el área profesional, espiritual o intelectual
- Las técnicas de relajación como el mindfulness o la meditación también aportan su granito de arena para que te reconcilies con tu cuerpo.