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Pensamientos nocivos: las distorsiones cognitivas

No son los acontecimientos los que provocan que nos sintamos de una manera determinada, sino que es la interpretación que hacemos de éstos (a través del pensamiento) lo que hace que nos sintamos mejor o peor. Es a  lo que se denominan Distorsiones cognitivas y que podemos observar a través de los siguientes ejemplos:

Filtraje o abstracción selectiva: consiste en seleccionar en forma de “visión de túnel” un solo aspecto de una situación. Una persona organiza un almuerzo en su casa que resulta muy divertido, pero se quedó sin vino antes de lo previsto. Cuando todo el mundo se marcha se siente triste pensando lo torpe que ha sido no calculando la botellas necesarias, olvidando los momentos agradables compartidos.

Pensamiento polarizado: se caracteriza por la tendencia a pensar en términos extremos, es decir, omitiendo cualquier posible matización. Las cosas son buenas o malas, se es justo o injusto, se triunfa o se fracasa, se es competente o inútil, se ama o se odia, etc. Por ejemplo, si una persona recibe un no tras una prueba de selección laboral y piensa: “No sirvo para nada”.

Sobregeneralización: esta distorsión del pensamiento consiste en sacar una conclusión general de un solo hecho particular sin base suficiente. Son habituales expresiones en las que aparecen palabras como: nunca, siempre, todo, nada, jamás, etc. Por ejemplo, una persona que se salta la dieta un día concluye: “Nunca conseguiré perder peso”.

Interpretación del pensamiento: se refiere a la tendencia a interpretar sin base alguna los sentimientos e intenciones de los demás. Así, por ejemplo, una persona que observa cómo la miran piensa: “Se fijan en mí por lo gorda que estoy”

Falacia de justicia: es la tendencia a valorar como injusto todo aquello que no coincide con nuestros deseos. ¿Por qué tiene que pasarme esto a mí?, es injusto que…, si me amara no haría… Son las frases clásicas de esta distorsión cognitiva.

Falacia de cambio: consiste en creer que el bienestar de uno mismo  depende de manera exclusiva de los actos de los demás. “Si mi marido hace la dieta conmigo entonces lograré perder peso”.

Tener razón: es la tendencia a probar de manera frecuente, ante un desacuerdo con otra persona, que el punto de vista de uno es el correcto y cierto. No importa los argumentos del otro, simplemente se  ignoran y no se escuchan.

Magnificación y/o Minimización: Magnificar sus errores y los éxitos de los demás. Minimizar sus éxitos y los errores de los otros. Por ejemplo  Juan se habrá confundido al pasarse ayer con la comida pero en el fondo entiendo que era complicado por los problemas que tiene,  pero ¿ lo mío? Mi error no tiene excusa, es terrible!