Comer ya no es un placer
Comer es uno de los placeres de la vida y, siempre que es posible, comemos alimentos que nos gustan. Sin embargo, para muchas personas la hora de la comida constituye una situación estresante, ya que desean perder peso de forma inadecuada. Comer deja de ser un placer
En primer lugar, estas personas pretenden hacerlo en tiempo record, centrándose exclusivamente en el aspecto nutricional y a base de medidas drásticas. Son dietas generalmente basadas en consejos de amigos, influencers, revistas, internet… sin supervisión y orientación profesional. Como consecuencia de ello los kilos se recuperan a la misma velocidad con que se perdieron, generando sentimientos de frustración y culpa.
no hay atajos para perder y mantener el peso saludable
En segundo lugar, no se respetan los gustos, y en vez de integrar todo tipo de alimentos se instauran pautas alimentarias donde priman las prohibiciones o restricciones severas, que provocan un intenso deseo por los alimentos suprimidos. Estos últimos, son los responsables de desencadenar pérdidas de control, constituyendo un factor de riesgo en la aparición de los TCA.
a mayor prohibición, mayor tentación
En tercer lugar, la falta de planificación para el cambio de hábitos así como el establecimiento de objetivos poco claros y por lo general inalcanzables, desencadenan conductas contraproducentes para establecer una relación óptima con la comida. Son conductas que van desde saltarse la cena, cometer excesos los fines de semana, valorar los progresos exclusivamente a través de la báscula, centrar el ejercicio únicamente en la quema de calorías…
si no te da resultado, no insistas
Por último, la pérdida de peso es un proceso lento, progresivo, no exento de obstáculos y donde hay que aprender a manejar y gestionar las emociones que aparecen a lo largo del camino. No olvides que el fin último es mantener el peso saludable, y para ello, comer debe ser un placer.