Comer fuera de casa: recomendaciones

Es preferible acudir a un restaurante que a un establecimiento tipo autoservicio o buffet libre, donde la gran variedad de alimentos disponibles pueden dificultar el control de los impulsos.
Mejor comer a la carta que pedir un menú. Cuando comemos a la carta podemos elegir los alimentos que creemos convenientes. Los menús incluyen algunos platos como el postre, que probablemente no teníamos previsto.
Antes de acudir a un restaurante, debemos ingerir un alimento bajo en calorías como una pieza de fruta. Con ello evitamos llegar hambrientos y caer en la tentación de tomar aperitivos antes de la comida. De la misma manera, si vamos a tomar una copa de vino o algún refresco, es recomendable beber agua antes para no llegar sedientos, poder saborear las bebidas en vez de matar la sed con ellas y no consumir más de la cuenta.
Es recomendable pedir un plato y no raciones para compartir. El plato por comensal evita que estemos picando de un plato a otro y nos ayuda a controlar qué alimentos ingerimos así como la cantidad.
Es recomendable pedir un plato y no raciones para compartir.
Si inevitablemente se piden varias raciones para compartir, deberás coger un plato y seleccionar los alimentos que vas a consumir en función del triángulo saludable y las calorías. Así se evita picotear de las distintas raciones.
Ante cualquier duda sobre la elaboración o acompañamiento de un plato, preguntar al camarero. Si por ejemplo, el acompañamiento no es el más adecuado (patatas fritas), sugerir la posibilidad de sustituirlo por otro (ensalada).
Rechazar repetir cualquier plato. Recuerda que las cantidades de alimentos deben ser moderadas.
En ocasiones las raciones de determinados establecimientos son excesivas y por lo tanto no hay que comerse todo lo que hay en el plato.
siempre he dicho que el engordar o adelgazar siempre a estado mas en la mente que en el plato y creo que una terapia sicolagica estan eficaz como la nutricionista un saludo alejandra
Existen varios factores que condicionan el peso y entre ellos los emocionales, que si no se tienen en cuenta a la hora de abordar los problemas de alimentación es posible que fracase el tratamiento. Muchas personas comen no por hambre fisiológica, sino por hambre emocional Un saludo Antonio