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Árboles caídos en Navidad

La Navidad, fiesta por excelencia familiar, se tiñe de tristeza cuando perdemos a un ser querido. Nunca se olvida a una persona que se quiere y se pierde, simplemente se aprende a vivir sin ella. Nunca se llena el vacío que deja, simplemente se hace un poco menor.

Sin embargo, de nada sirve actuar como si nada hubiera pasado, hacerse el fuerte y evitar mencionar a la persona o personas que ya no están. Si decidimos  pasar estos días con la familia, hay que intentar ser tolerante con las emociones propias y las de los demás. No hay una forma  concreta ni correcta de actuar.

Resulta de gran ayuda – si las responsabilidades te abruman-, decidir cómo quieres celebrar estos días. Pide ayuda a tus familiares, delega, acuerda con ellos si pondréis o no adornos navideños, elegid donde os reuniréis, si será un ambiente íntimo y familiar, los regalos para los niños…

no hay una forma concreta o correcta de actuar

El día de Nochebuena, en algún momento previo a la celebración es aconsejable dedicar unos minutos para rendir homenaje a la persona o personas ausentes; recordando momentos, leyendo algún escrito, aportando algún objeto simbólico al árbol… No  intentes acallar el llanto de nadie, con tomarle la mano o pasarle el brazo por los hombros es suficiente.

No hay que apartar a los niños de este ritual si desean participar, ellos también necesitan expresar y simbolizar el recuerdo de su familiar ausente.

Lo importante en estos días es que estés acompañado de personas a las que quieres, que comparten tu dolor y sabes que también te aprecian.