Consejos

El ejercicio, una cita obligada

 

Las personas que padecen obesidad tienen dificultades para moverse y necesitan hacer cada vez mayor esfuerzo. Esto suele provocar que reduzcan muchas veces –sin ser conscientes– todos sus niveles de actividad y de gasto de energía. Si a ello sumamos la naturaleza cada vez más sedentaria del trabajo y el ocio (ordenador, televisión, videojuegos o móvil), la mayor disponibilidad de aparcamientos, los sistemas de desplazamientos  (ascensores, escaleras mecánicas, bicicletas y patinetes eléctricos) así como las interacciones sociales sin salir de casa  (what´s up, facebook, twitter, chats)  es fácil adivinar que el gasto energético de la población en general es muy inferior al necesario.

un preparador/a personal es una opción a valorar si te falta motivación

El inicio de la actividad física debe ser progresivo; mejor un ratito todos los días que mucho tiempo en menos sesiones. Precipitarse y empezar muy fuerte, sólo nos llevará a lesionarnos o cansarnos. No es necesario pasar largas jornadas en un centro deportivo, con una hora al día es más que suficiente para obtener buenos resultados.

Las metas que se marquen deben ser realistas, es decir, teniendo en cuenta la edad, el sexo, las limitaciones para la práctica o el tiempo que disponemos para la realización del ejercicio. Tú eres quien conoce tu estilo de vida y el compromiso que puedes asumir, si no se tienen estos aspectos en cuenta es fácil caer en la frustración.

el inicio exige constancia pero los beneficios no tardan en aparecer

Abandona la excusa “no me gustan los gimnasios”, ya que no es la única opción existente. Si padeces patologías u obesidad severa es una buena opción para ser guiados y supervisados, pero una vez que vayas alcanzando la forma física adecuada te animamos a probar distintas modalidades deportivas; tenis, remo, bádminton, ciclismo, pádel, fútbol, baloncesto, natación…  hasta encontrar aquella que te guste y puedas practicar de forma regular.

Muchas personas sienten vergüenza de exponerse ante los demás a la hora de hacer ejercicio. Tienes que desterrar de tu cabeza la idea de que la obesidad es un problema estético, sólo así empezarás a ponerle solución.  Si quieres que los demás vean lo obesidad como lo que es, un problema de salud, tú eres el primero que tienes que adoptar esa visión.

el ejercicio no debe realizarse sólo para perder peso, también para mantenerlo

Por último decir que más allá de los beneficios para la salud física el ejercicio reporta innumerables ganancias a otros niveles:

(1) poner fin a  largas jornadas de sedentarismo, como por ejemplo, picoteando frente al televisor, que termina arrastrándonos a un espiral de desidia y sentimientos de culpa;

(2) sensación de control al ser capaces  de cumplir lo que nos proponemos;

(3) cambios positivos en la autoestima y la autoimagen;

(4) incremento de la energía para realizar actividades cotidianas al disminuir la fatiga y el cansancio;

(5) aliviar la tensión y  el estrés del día a día favoreciendo la relajación;

(6) sensación de felicidad y euforia gracias a la liberación de unas sustancias químicas en el cerebro denominadas endorfinas.